CONSUMO DE FRUTAS Y VERDURAS EN LA INFANCIA: COMPONENTE PRIMORDIAL EN EL CONTROL Y LA PREVENCION DE LA OBESIDAD

La OMS reconoció como importante factor de riesgo para la salud la ingestión insuficiente de frutas y verduras. Dietas con bajo contenido de frutas y vegetales en niños, se asocian con mayor consumo de alimentos con alta densidad energética, con alto contenido de grasas, azucares y sal, que aunado a menor actividad física en el hogar y escuela y al frente del televisor, favorecen al sobrepeso y la obesidad, lo que repercute en la deficiencia del consumo de vitaminas y fibra dietaría principalmente.

Solo uno de cada 5 niños de EUA consume las cinco raciones de frutas y vegetales recomendadas al día. Los niños americanos disminuyeron el consumo total de leche, vegetales, sopas, panes, cereales y huevo e incrementaron su ingesta energética, a través del consumo de  jugos de frutas, bebidas endulzadas y grasa proveniente de aves, queso y botanas, excediendo las recomendaciones para el consumo de grasas saturadas, incrementando el consumo de hidratos de carbono provenientes de cereales (pizza, pasta, comida mexicana) y bebidas (principalmente endulzadas y carbonatadas).

Sus patrones alimentarios se han  modificado, incluyendo mayor consumo de alimentos fuera de casa, mayor tamaño de las porciones, diferentes bebidas y alimentos y la participación de la escuela en la alimentación. Desayunar es una costumbre que cada día disminuye en niños y adolescentes. Desafortunadamente, en México existe poca información al respecto; sin embargo, lo más importante es lograr que en la casa de todo niño y adolescente, se tenga acceso a practicar hábitos de vida saludable, incluso en comunidades y familias duramente golpeadas por la obesidad y aunque el acceso a frutas y verduras no siempre es sencillo ni barato, el esfuerzo en alcanzar la meta de consumo de cinco al día es una buena estrategia para iniciar con hábitos de alimentación más saludables para la prevención y el control de la obesidad.

Estos estilos de vida y de nutrición inadecuados generan más de la tercera parte de toda la mortalidad mundial, es decir, un número relativamente pequeño de riesgos da lugar a una proporción considerable de la morbilidad global. La epidemia de enfermedades no transmisibles se extiende con rapidez y provoca alrededor de 60% de la mortalidad mundial, guardando una relación directa con la evolución de los hábitos alimentarios y el consumo creciente de alimentos industrializados, densamente calóricos, salados, azucarados y con alto consumo de grasas. Hasta fechas recientes se consideraba que el consumir este tipo de alimentos era más frecuente en los países industrializados y en los grupos de población de altos ingresos económicos. Sin embargo, en numerosos países en vías de desarrollo se observan cambios particularmente entre niños, adolescentes y adultos jóvenes, que han favorecido el incremento en su peso corporal.

Entre otras cosas, los cambios en la elaboración y producción de alimentos y en las políticas agrícolas y comerciales han afectado al régimen alimentario cotidiano de cientos de millones de personas. Al propio tiempo, los cambios observados en los hábitos de vida y de trabajo han dado lugar a la disminución del ejercicio y del trabajo físico.

La baja ingestión de frutas y verduras se asocia con un consumo inadecuado de vitaminas A, C y fibra dietaría. Desafortunadamente, las recomendaciones sobre el consumo de estos alimentos, no se cubren en los niños, por lo que se ha estudiado la posible relación entre los patrones de la conducta alimentaria y el menor riesgo de desarrollar sobrepeso y obesidad infantil.

Es importante subrayar la necesidad que actualmente se tiene sobre la importancia de generar hábitos adecuados para una alimentación saludable, que involucren un mayor consumo de frutas y verduras desde la infancia como un elemento primordial en la prevención y el control de la obesidad entre niños y adolescentes.

L.E. MARIA DE LA LUZ RAMIREZ DE LA FUENTE

UAD CAMPUS ZACATECAS